¿Bachillerato de excelencia?

 

Se está dejando sentir una tendencia, como antídoto a lo que se supone un fracaso del sistema educativo actual a cargo de determinadas voces “autorizadas”, políticas o no tan políticas. Nos muestran, que hemos perdido el norte, que no existe cultura del esfuerzo, que el sistema está obsoleto…, es decir, se agarran a cierta sensación latente en la sociedad, la cual en parte comparto. El peligro viene cuando partiendo de una verdad, uno quiere arrimar el ascua a su sardina. Me voy a explicar mejor:

Esta nueva corriente en educación, ha sido ideada para tratar de rentabilizar los esfuerzos y los resultados (lástima no haber sido tan cautelosos y rigurosos con el sistema financiero). Esto que debiera ser una actitud loable, pudiera convertirse en un hecho, cuando menos curioso.

Hemos escuchado, visto y leído,  como desde determinados sectores de la sociedad se habla de crear un bachillerato de “excelencia”, porque el sistema educativo no atiende bien al alumnado de altas capacidades en España y ahora parece ser la razón por la que hacemos aguas en este país por todas partes. Sin entrar en ver malas intenciones sobre esta premisa y compartiendo que es cierto que se debe replantear la forma de trabajar con niños que salen de la “norma”, me gustaría plantear interrogantes sobre ella, para que esta corriente reflexione…, o me las resuelva:

1.  ¿Cuál es el criterio para hablar de excelencia? Si el criterio para ello es exclusivamente la calificación, a mí no me cuadra que un sistema “para tontos” (según ellos), identifique a los “listos”. Debieran revisar bibliografía sobre altas capacidades y fracaso escolar.

2. ¿La calificación para entrar a este bachillerato incumbe sólo a centros públicos? No quiero ser yo mal pensado, pero una empresa privada que tenga algún interés en colocar niños dentro del bachillerato, podría aprovecharse del tema, utilizándolo como reclamo para futuros clientes. Me extrañaría mucho, pero…, ¡oye!, es una posibilidad.

3.  En el caso de que verdaderamente pudiesen identificarse esos talentos, ¿rendirían más estando juntos? Pues probablemente, tendrían un mejor rendimiento académico, cómo también es posible que lo tuvieran si separamos niños de niñas, los del barrio de arriba con los del de abajo, los del Madrid y los del Barça, los de padres separados y los felizmente casados… Suena a escuela inclusiva, ¿verdad?

4. Y digo yo, ¿por qué entonces no juntamos también a los discapacitados en una misma clase? ¿Acaso no rendirían más? Pero claro, eso sería un escándalo, hablaríamos de integración ficticia y de separatismo…, y ¿por qué con los de altas capacidades no nos escandalizamos igual? ¿Creen ustedes que estos niños no pueden tener necesidades de una socialización heterogénea? ¿O los queremos para sacar la fórmula de la coca-cola y poco más? Ay, ay…, suena a mercantilismo. Seguro que lo estoy interpretando mal.

5. Volviendo al tema del rendimiento. ¿Para estos señores, qué es rendir? ¿Saberse de carrerilla 5 ríos europeos? ¿Multiplicar de cabeza números decimales? ¿Conocer las preposiciones de memoria? ¿La lista de los reyes godos? Probablemente este rendimiento si se incrementaría, pero…, ¿y este?:

L. O. E.

Título Preliminar

Artículo 1. Principios.

El sistema educativo español, configurado de acuerdo con los valores de la Constitución y asentado en el respeto a los derechos y libertades reconocidos en ella, se inspira en los siguientes principios:

b) La equidad, que garantice la igualdad de oportunidades, la inclusión educativa y la no discriminación y actúe como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que deriven de discapacidad.

6.   Si se supone que debemos educar al alumno, para que se incorpore a la vida ordinaria en situación de poder ser de pleno derecho un miembro activo de esta comunidad…, ¿Estaríamos reproduciendo un modelo social que realmente sería el que se va a encontrar en la calle? No sé si molestarme en contestar.

Apoyándonos en Gardner y su teoría sobre las inteligencias múltiples, educar a alguien (con altas, medias o bajas capacidades), no es hacerle que tenga una formación exclusivamente centrada en lo convencional. Debiéramos centrarnos también en aspectos intrapersonales, interpersonales, artísticos…, ¡que no solo de “matracas” vive el hombre! Y lo más importante; nos dejamos en el camino la posibilidad que estos niños tienen de enriquecerse de los demás y los demás de ellos. Yo he visto terminar la tarea a un niño de altas capacidades y dirigirse a una compañera con dificultades de aprendizaje, para ofrecerle su ayuda. Debí castigarle por no hacer los 16 logaritmos que le puse a la tierna edad de 6 años. ¡Así no!

A menudo creemos que en un aula, 30 niños aprenden lo mismo al mismo tiempo…, y no es así. Los que estamos tras la “trinchera” lo sabemos.

El peligro de las modas siempre está latente en la sociedad. En numerosas ocasiones, creemos que seguir al rebaño es la mejor de las soluciones, porque justo en ese punto, nada ni nadie nos va a cuestionar sobre las decisiones tomadas. Pero ojo, porque veces estas modas parten de una verdad (pelín demagógica en este caso), para orientarla hacia un hipotético interés particular (¿pregunta 2 de este artículo?), y sin darnos cuenta, les hacemos el camino más llano. Años después lo descubres, y te subes a la siguiente moda. Sin pensar.

Pero más allá de ese “criterio” tan poco reflexivo, debiera existir otro. Quizá estemos hablando de un sexto sentido; el sentido común. Yo sé a quién le puedo pedir que lo aplique, y mantengo la fe en ello.

Pd. Siempre me gustó la macedonia.