La mochila de mi madre

Durante estos días he estado analizando la estructura y organización del borrador del nuevo currículo para aplicar después de la LOMCE. En una primera toma de contacto, y a riesgo de precipitarme, he de decir, que en cuanto a contenidos no es muy diferente de los anteriores. 

¿Es esto una buena noticia? La impresión que me dan los currículos escolares con los que he trabajado (y parece con el que trabajaré también) me remonta a mi tierna infancia.

Cuanto tenía una excursión, mi madre me hacía la mochila. Solía introducir en ella enseres para cualquier tipo de eventualidad: paraguas, crema solar, agua, chubasquero, jabón, pasta de dientes, cepillo, mudas limpias, otro bocadillo extra, galletas...

Cuando volvía se lamentaba de encontrarse la pasta de dientes espachurrada, el bocadillo aplastado, las mudas sucias sin sacar de la mochila y toda serie de catastrofes dentro. 

Vaya por delante mi reconocimiento a todas las madres, pero:

¿Qué es lo que nunca consiguó mi madre? Que supiera hacerme la mochila. Eso lo aprendí a fuerza de mojarme, pasar frío, o hambre o... La vida me enseñó.

¿Habría sido menos traumático que hubiese aprendido a prepararmela tutelado por ella? Seguramente. Pero ella pensaría que una madre tiene que hacer..., lo que tiene que hacer. 

Yo en esta ocasión (perdóname mamá), no tengo tan claro que sea eso lo que hay que hacer..., a no ser que la evaluación sea una competición para mostrar quien lleva más cacharros dentro antes de empezar la excursión. ¿O es eso exactamente la evaluación escolar?

Le dan muchas vueltas a los cambios metodológicos, pero: ¿Que más da, si luego no cambian la evaluación?

No pueden pretender que con incluir textualmente en sus currículos que el alumno debe aplicar a la realidad todo lo que aprende ya han cumplido con el "aprender haciendo". No si después de eso, incluyen también que debe recordar memorísticamente cuestiones absurdas que se encuentran en el "google" de turno. 

Aclárense y digan qué es lo que quieren enseñar: ¿Utilizar los cacharros sueltos que meten en la mochila de los niños (algunos de "dudosa" utilidad), o enseñarles a prepararse para cualquier eventualidad?

He de decir, que en esta ocasión rompo una lanza por el diseño de algunos estandares de evaluación del nuevo currículo.

Tienen algunos esa noble intención de evaluar procesos, investigaciones, tomas de decisiones..., la preguntas es: ¿CUANDO?. Porque hay que evaluar otra cantidad desproporcionada de estandares (intocables todos) de escuela de "catón y reyesgodos" (exactamente como los contenidos de los currículos anteriores, no se cuelguen medallas).

Reflexionen, porque empiezan a cansar ya las vueltas de tuerca a la mochila. Que sepan que lo que hay dentro de ellas, huele a rancio.